lunes, 29 de octubre de 2007

 

LA PUERTA DE LA HIEROGAMIA: LEITOURGIA 4 PARTE




Después de ver lo importante que es la "LEITOURGIA" para la vivencia real, intensa y profunda de todos los "Misterios" instituidos por Cristo y establecidos como verdaderos signos encarnatorios, vamos a peregrinar por la figura del Discípulo Amado, verdadera "encarnación del Espíiritu Santo" y, por ende, transmisor único y de excepción de cómo vivir los signos que Jesús vivió, como parte importantísima de su vida escatológica y que plasmó en un "histrión" soterio-escatológico para que, desde aquel mismo instante, todo el mundo, sin ningún tipo de excepción, tan sólo con llevar el nombre que llevó él mismo al subirse al madero: AMOR; pueda adentrarse en el "Misterión" y poder trascender de lo temporal, caduco, finito y momentaneo a la intemporalidad a la que Jesús mismo camina con nosotros en una alianza encarnatoria tan perfecta como es la unión-Eucarística. Por esto, el Histrión-SIGNO que San Juan nos deja como verdadero dogma natural del Misterio es tan claro, perfecto y trascendental que, viendolo-contemplándolo, podemos adentrarnos como quien se desliza sobre la nieve y penetrar el la Gran Puerta Litúrgica que nos lleva a otro Orden pues, la misma puerta y la misma leitourgia, son ya el propio Misterio. En el lenguaje arquitectónico, como son los arcos del templo de Isthar, la Diosa del Amor de Ur, podremos encontrar lo que se denomina "dovelas" y en éstas lo que se conoce como el "SALMER", las partes, principio y final, de las dovelas que soportan verdaderamente todo el peso. Pues a, partir de ahora, distinguiremos los "SALMER"de la Iglesia incipiente: SAN PERDRO Y SAN JUAN, el primero la parte del poder y la jerarquía, el segundo, San Juan, AGAPAO-LEITOURGIA".

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